Envuelta en blanco, parada sobre un pedestal de flor de
loto, una rama de sauce en una mano y un jarrón con agua pura en el otro, la
Pusa (o Bodhisattva) Kuan Yin es una diosa de misericordia y compasión.
“La que observa todos los sonidos del sufrido mundo” –ese es
el significado del nombre Kuan Yin. Y el título de pusa (o bodhisattva) hace
referencia a un rango de logro espiritual que es superior al de Luohan (o Arhat)
e inferior a Fo (o Buda).
Las leyendas sobre Kuan Yin aparecieron por primera vez en
el Reino Central hace más de dos mil años. Su popularidad se disparó durante la
Dinastía Song (960-1279) y continúa siendo saludada y adorada como la “Diosa de
la misericordia” hasta el día de hoy.
Una de las historias sobre su origen dice así:
La leyenda de Miao Shan
Hace mucho tiempo, en un pequeño estado chino, el rey tenía
tres hijas, y como deseaba obtener ganancias mundanas, quería casarlas con
familias adecuadas. Pero la más joven de ellas, Miao Shan, tenía un deseo
diferente. Quería convertirse en monja budista y llegar a la perfección
espiritual mediante la cultivación y así ofrecer salvación al mundo. El rey no
la comprendió, por lo que desconoció a su hija y la envió al exilio.
Pasaron los años y el rey se enfermó gravemente. Un viejo
monje que estaba de visita en el reino le dijo: “Para poder curarse, debe
ingerir una poción destilada de los brazos y ojos de alguien que esté dispuesto
a entregarlos sin nada a cambio”. Desesperado, el rey le imploró a sus hijas
mayores, pero no estuvieron dispuestas a ayudarlo. El monje entonces le
sugirió: “En la cima de la Montaña Perfumada vive una pusa de la compasión.
Envíele un mensaje suplicando su salvación”.
Este monje resultó ser una transformación de Miao Shan.
Después de varios años de una ardua práctica espiritual, se había convertido en
pusa. Al escuchar sobre el problema de su padre, se transformó en un monje para
aconsejar al rey. Luego, de vuelta en el templo, recibió al mensajero de su
padre con su verdadera forma y le dijo: “Esta enfermedad es un castigo por sus
pecados. Pero como su hija, es mi deber filial ayudarlo”. Luego se arrancó los
ojos y se amputó los brazos para que el mensajero se los llevara.
De vuelta en el reino, el viejo monje reapareció para
preparar el elixir mágico que permitió que el rey se recuperara milagrosamente.
Estaba extremadamente agradecido con el monje, quien simplemente le respondió:
“Mejor agradécele a quien se sacrificó por ti”.
Entones el rey viajó a la Montaña Perfumada. Allí se
estremeció al ver a su hija encabezando a cientos de seguidores, ¡sin brazos ni
ojos! Las lágrimas le rodaron por las mejillas al darse cuenta de todo lo que
debía haber sufrido su hija. Sin embargo, Miao Shan lo recibió bondadosamente y
lo invitó a vivir con compasión y a practicar el budismo. Luego, un destello de
luz los envolvió a todos cuando ella se transformó en la imagen divina de una
pusa, con sus ojos y brazos recuperados.
En algunas versiones de esta leyenda, Kuan Yin se manifestó
con mil ojos y mil brazos –para poder alcanzar mejor a todos los que sufren en
el mundo.
La salvación de las aldeas
Las historias populares sobre Kuan Yin incluyen su
transformación en personajes modestos para ayudar a personas en problemas. En
algunas regiones Kuan Yin es descrita con un canasto de mimbre y es venerada
como la santa patrona de los marineros y pescadores.
Una de esas leyendas transcurre en una aldea costera acosada
por una pandilla de abusadores. Al ver el sufrimiento de la gente, Kuan Yin se
transformó en una hermosa joven pescadora para visitar la aldea. El líder de la
pandilla se enamora a primera vista y quiere casarse con ella. Pero Kuan Yin le
insiste con que primero se memorice las escrituras budistas, se abstenga de
comer carne y haga buenas acciones. Como resultado, toda la pandilla deja las
armas y cambia su comportamiento. La aldea se convirtió en un lugar placentero
para vivir y comenzó a ser conocida como un lugar de compasión.
Comentarios
Publicar un comentario