Por Guadalupe Podestá Cordero
Chamanismo es una denominación genérica que se da a las
formas ancestrales de sanación y de conocimientos del mundo que nos rodea, la
ritualidad sagrada ancestral de todos los pueblos, porque, dicho sea de paso,
todos los pueblos del mundo tienen en la base de sus creencias y concepciones
del mundo el conocimiento chamánico.
En este caso hablamos de una expresión puramente femenina de
las fuerzas naturales, que admite su práctica en hombres y mujeres pero, cuyo
centro es Pachamama. No estamos diciendo que Inti (el Sol) o Viracocha (creador
y nombrador de todo) no tengan que ver, al contrario. Se los reconoce en
igualdad de importancia, pero aquí Pachamama es tiempo espacio y corazón.
Esta línea abrió sus puertas a los hombres recién a mediados
del siglo XX, ya que, hasta ese momento era sólo practicado por mujeres y en el
más estricto secreto.
Es una manera de vivir y concebir la existencia plena de
todo lo que nos rodea, pero también es una forma de sanar y sanarse. El
objetivo central es que la sanación llega a través del equilibrio.
En esta línea chamánica no existen las ofrendas de sangre,
ningún dolor debe causarse porque nada ni nadie debe sufrir para nuestro
avance. Quienes practicamos esta forma del chamanismo, consideramos que somos
simplemente vehículos para que cada quien encuentre la mejor expresión de sí.
Meditaciones (que no necesariamente son llamadas así,
volvemos al lenguaje genérico para transformarlo todo en comprensible) combinadas
con técnicas antiguas de autosanación y sanación a otros, son la clave de
nuestra forma de caminar este suelo amado y de experimentar toda la vida que
nos rodea.
Les humanes somos sanadores por naturaleza, y lo que hace
esta línea es conectarnos con Pachamama de forma tan profunda que sanar es un
acto cotidiano y natural, se trata de traer el equilibrio donde falta y hacerlo
florecer en paz y avances.
Es una forma de estar en paz con nuestros ancestros y con lo
que nos rodea, pero a la vez es asumir la lucha por el bien común, chamanas y
chamanes son sanadores y guerreros, porque la enfermedad muchas veces es hija
del caos interno y de la sombra que se potencia.
Tambores, canciones, humo de hierbas sagradas (como tabaco)
piedras y mucho más conforman los elementos que nos acompañan en nuestra
práctica y ayudan a los procesos de sanación personal.
Hoy caminamos por donde nuestras ancestras iniciadoras
anduvieron, recorremos su camino y al cantar o fumar tabaco sagrado ellas lo
hacen con nosotres, porque florecen cada vez que nos asomamos a la práctica con
la seriedad y compromiso que surge del amor y el respeto.
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