Por Tabby Cordero
Diciembre de 2016 nos ha abierto perspectivas, nos muestra
un cielo azul tras haber tenido que aguantar nubes negras durante el año, una
crisis mundiales que algunos anunciaban como irreversible. Cierto es que los
duelos cósmicos han desestabilizado nuestros sistemas, jugado con nuestros
nervios, puesto a prueba nuestra resistencia y hundido nuestras ideologías.
En el 2017, por fin se prevé una mejora. Los planetas se
movilizan para proponer soluciones y devolvernos a la vía de la razón.
Tenemos que aprovechar las oportunidades que estén a
nuestro alcance para innovar a partir de las lecciones aprendidas del pasado
sin dejarnos estar. Saturno y Urano se alían para relanzar la economía,
devolver el aliento a nuestras sociedades y dar sentido a nuestras vidas. Es
verdad que será necesario hacer concesiones, que la tensión va a ser palpable y
que las luchas, las querellas de poder y las tentativas de recuperarlo van a
ser inevitables. ¡El mundo no se puede rehacer en un día!
Pero aún así, del caos podrían surgir otros principios.
Apostemos por el dúo de Saturno y Urano para reparar los daños y reconstruir
unas bases nuevas. Saturno por su parte no corre riesgos sin calcularlos antes
y no construye nada sin tener en cuenta el pasado, y Urano fomenta las ideas
del futuro. Hay que encontrar el equilibrio entre la sabiduría y la locura. Las
dos comparsas nos llevarán por un camino sabio en cierto modo, y ante todo
favorable.
Las grandes reformas van a alterar nuestras ideas, pero
siempre respetando nuestros derechos fundamentales. Las medidas sociales,
políticas y económicas van a equilibrar la situación sin traicionar la
ideología de libertad, la igualdad y fraternidad de la revolución francesa. El
arco armonioso formado por Saturno y Urano nos ahorrará derivas integristas y
nos aleja de la amenaza de guerras fratricidas. Preparémonos para emprender
caminos nuevos, relajar nuestros espíritus, desarticular complotes y reclutar a
personas a favor de la paz.
Los problemas por los que hemos pasado han herido a todo
el mundo pero también han contribuido a dirigirnos hacia una transición, entre
impulsos y reflexiones, necesidad de seguridad y sed de probar algo nuevo. La
intolerancia y la violencia insoportables se han convertido en algo normal pero
nuestro espíritu está cansado de ello y aspira a algo superior en el 2017.
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