La Pasión - El Fuego
El hermano fuego consume. Es verdad que ilumina, da calor,
pero sólo arde mientras se alimenta.
Después de tanta energía solamente quedan cenizas.
Así sucede con todo aquello que entregamos a una pasión. Arde,
pero su futuro es ser ceniza. Aquello que se enciende a través suyo, también
muere. ¿Nos siguen interesando sus cenizas?
¿Sigue quedando algo de aquello que fue alguna vez? Después de
la llamarada también se terminó. Entregamos varias cosas al fuego para que con
él se terminen totalmente. Las cenizas ni siquiera nos dejan ver aquello que
fueron. Fueron víctima del fuego voraz. .
Después de las llamaradas, cobijado por sus cenizas, comienza
algo nuevo. El fuego lo hizo posible. Consumió aquello que se oponía a lo
nuevo. Únicamente convierten en cenizas a lo viejo. Con las cenizas se duerme
el fuego.
Infinidad de veces nos amargamos por algo. Pero solamente
durante el tiempo que lo rumiamos. Arde porque lo alimentamos. Arde en nuestro
espíritu y en nuestra alma mientras lo alimentamos, sin darnos cuenta que se
extinguiría por completo cuando se corta la reposición del combustible de
nuestros pensamientos
Ese fuego nos libera de inmediato si lo dejamos hacer, porque
las llamas consumen aquello que llegó a su fin. El futuro queda libre de ellas.
Solamente aquello que ha vivido más allá de sí mismo es sacrificado por las
llamas.
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