El primer domingo de Octubre, las familias del departamento Salavina celebran el día de "EL TANICU". Este mitológico personaje es también llamado, "EL DIOS DE LA MISERIA", pertenece al género de las creencias centrado en la demonología, es decir, en aquéllas por las que se le adjudican al demonio poderes de disposición que beneficia, no malignos, en este caso, de beneficios económicos.
No existe temor por su aparición, sino por el contrario, un gran anhelo de su visita, que finalmente ha de beneficiar a quienes tengan el privilegio de haber sido elegidos por el Tanicu para compartir un almuerzo.
Se trata de un joven que vive oculto en las entrañas del monte, en una situación de mísera permanente, a juzgar por las ropas que luce, lo que justifican esta presunción. Sus atuendos son desalineados y rotosos, pantalones remendados, sombrero viejo y desprolijo, harapiento, no tiene calzados y sus pies delatan que nunca los tuvo por enormes tamaños y el aspecto costroso y cayociento.
Su andar es ocultadizo y salvaje, que dan la impresión de sufrir disminuciones mentales, reflejados en sus miradas perdidas y huidiza, es decir que se lo ha asemejado, al que en nuestra campaña lo denominan "inocente" (inucho) miembro de la familia que es marginado por el padecimiento de insuficiencias mentales. No es agresivo, ni se conoce su expresión oral, pareciera ser que es su mundo, tampoco se lo conoce que posea alguna habilidad o que dedique su tiempo a algún trabajo, para la creencia popular es EL DEMONIO.
El rito del Tanicu radica en ofrendar comida, de allí que todos los primeros domingos del mes de Octubre, los creyentes dedican la fecha para dar riendas sueltas a la gula, para lo que sacrifican los mejores animales de su majada, y acudiendo a sus ahorros se gastan hasta la última moneda en la preparación de los más exquisitos platos criollos, cuidando en detalle la abundancia, por se está la que definitivamente evaluará el visitante.
La mesa lucirá ese día los mejores servicios: cubiertos de plata guardados a la espera del acontecimiento, brillarán sobre el blanco mantel y los adornos sembrados entre los platos. Un lugar de privilegio, la cabecera, quedará completamente preparado con la mayor abundancia de comida destinado para "EL TANICU", este llegará sorpresivamente al hogar que eligió para la visita de este año para ver la generosidad que se la haya destinado, evaluación que la hará en la medida de la abundante comida.
Se ser satisfactorio para el visitante, premiará durante todo el transcurso de ese año, a la familia, brindándoles también en abundancia los éxitos de todas y cada una de las actividades que emprendieran. Pero si el hogar que eligió para visitarlos no habría ofrendado lo suficiente, el castigo recaerá sobre los mismos durante ese año, donde los resutados de sus emprendimientos serán absolutamente adversos.
SITUACION ACTUAL
Esta leyenda es de data pretérita reivindicado por el Grupo Tincunacuy de la ciudad de Córdoba que todos los años se trasladan hasta Villa Salavina para su celebración junto a toda la comunidad del departamento Salavina. Se piensa que su nacimiento estuvo ligado a encontrar un estímulo para que no muera la esperanza del mejoramiento económico, es decir, la búsqueda de un apoyo moral para enfrentar un año más de miseria.
El Tanicu se esfumó en el tiempo de la mano de esa esperanza, dejando atrás la costumbre de ser pobres.
No existe temor por su aparición, sino por el contrario, un gran anhelo de su visita, que finalmente ha de beneficiar a quienes tengan el privilegio de haber sido elegidos por el Tanicu para compartir un almuerzo.
Se trata de un joven que vive oculto en las entrañas del monte, en una situación de mísera permanente, a juzgar por las ropas que luce, lo que justifican esta presunción. Sus atuendos son desalineados y rotosos, pantalones remendados, sombrero viejo y desprolijo, harapiento, no tiene calzados y sus pies delatan que nunca los tuvo por enormes tamaños y el aspecto costroso y cayociento.
Su andar es ocultadizo y salvaje, que dan la impresión de sufrir disminuciones mentales, reflejados en sus miradas perdidas y huidiza, es decir que se lo ha asemejado, al que en nuestra campaña lo denominan "inocente" (inucho) miembro de la familia que es marginado por el padecimiento de insuficiencias mentales. No es agresivo, ni se conoce su expresión oral, pareciera ser que es su mundo, tampoco se lo conoce que posea alguna habilidad o que dedique su tiempo a algún trabajo, para la creencia popular es EL DEMONIO.
El rito del Tanicu radica en ofrendar comida, de allí que todos los primeros domingos del mes de Octubre, los creyentes dedican la fecha para dar riendas sueltas a la gula, para lo que sacrifican los mejores animales de su majada, y acudiendo a sus ahorros se gastan hasta la última moneda en la preparación de los más exquisitos platos criollos, cuidando en detalle la abundancia, por se está la que definitivamente evaluará el visitante.
La mesa lucirá ese día los mejores servicios: cubiertos de plata guardados a la espera del acontecimiento, brillarán sobre el blanco mantel y los adornos sembrados entre los platos. Un lugar de privilegio, la cabecera, quedará completamente preparado con la mayor abundancia de comida destinado para "EL TANICU", este llegará sorpresivamente al hogar que eligió para la visita de este año para ver la generosidad que se la haya destinado, evaluación que la hará en la medida de la abundante comida.
Se ser satisfactorio para el visitante, premiará durante todo el transcurso de ese año, a la familia, brindándoles también en abundancia los éxitos de todas y cada una de las actividades que emprendieran. Pero si el hogar que eligió para visitarlos no habría ofrendado lo suficiente, el castigo recaerá sobre los mismos durante ese año, donde los resutados de sus emprendimientos serán absolutamente adversos.
SITUACION ACTUAL
Esta leyenda es de data pretérita reivindicado por el Grupo Tincunacuy de la ciudad de Córdoba que todos los años se trasladan hasta Villa Salavina para su celebración junto a toda la comunidad del departamento Salavina. Se piensa que su nacimiento estuvo ligado a encontrar un estímulo para que no muera la esperanza del mejoramiento económico, es decir, la búsqueda de un apoyo moral para enfrentar un año más de miseria.
El Tanicu se esfumó en el tiempo de la mano de esa esperanza, dejando atrás la costumbre de ser pobres.
nada
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