Día a día observamos como los viejos conocimientos comienzan
a perderse en un mar de teorizaciones y lejanías. Desde hace varios años se ha
generado una distancia en el sentir y en el saber que aleja a las personas de
las antiguas puertas del conocimiento.
Así se prioriza a aquel con facultades paranormales
desarrolladas en vez de su entendimiento y desarrollo.
El mundo de lo que se denomina paraciencias se ha
bastardeado con los años en el fárrago de la New Age, perdiendo de vista todo
el costado investigativo y experimental, el origen del estudio y su contexto
antropológico y social.
Propongo retomar el camino del universo parapsiquico desde
la visión totalizadora del mundo arquetípico, mitológico pero también desde la
métrica científica, sin caer en dogmatismos.
Hace mucho tiempo, cuando estudiaba parapsicología, nuestra
pelea era la de ser tomados enserio, ya que la investigación de la
fenomenología y la casuística eran el centro de nuestro trabajo, y se nos
condenaba en el Cono Sur (porque en el resto del mundo esto se tomaba en serio)
como brujos de cabotaje.
A qué se debió esto? A que cualquiera ponía en su puerta una
placa que decía “Parapsicólogo/a” siendo que era tarotista, sanador,
ritualista, Pai o Mai. Aunque aclarásemos que una cosa no es lo mismo que la otra,
no éramos escuchados.
Costó mucho tiempo, e incluso me costó el alejamiento de la
enseñanza que los alumnos comprendieran que no venían a aprender a “hacer
trabajos”, sino que tenían que conocer las líneas de investigación, las bases
culturales, antropológicas, psicológicas y religiosas sobre las que una persona
construye su realidad interna para entender el por qué de la manifestación paranormal
que demuestra o vive, entender que un paragnosta no es ni un elegido, ni un
capricho de la naturaleza, desalojar la idea del “don” o el “poder” para
entender la facultad en sí misma como algo natural, transitar los caminos de
los investigadores para poder desde allí establecer una teoría plausible y
pasible de ser probada, la experimentación y la adquisición del conocimiento
para no ser un aficionado, sino alguien respetable en este campo.
Porque un Parapsicólogo/a no es otra cosa que quién estudia
las cuestiones de lo paranormal y en muchos casos reorienta al sujeto para que
la facultad que se ha expresado en él con más fuerza le sea útil para alcanzar
una mejor calidad de vida.
Desde los años cuarenta la investigación toma un corpus de
laboratorio, y luego en los sesenta y setenta se abrirá a la experimentación
con marco y contexto determinado. La guerra fría ha dejado tras de si, una
casuística muy interesante.
En esta etapa del mundo en la que aún se confunden
esoterismo y ocultismo, porque para el lego es igual, merced a los malos
manejos de aquellos que son exclusivamente comerciantes, es necesario retomar
la vieja escuela, con los adelantos tecnológicos que tan bien hacen, pero
volviendo un poco a lo que consideramos ciencia.
Develar el misterio de la manifestación paranormal en toda
su extensión, indagar en los velos de la historia, desarrollar las propias
facultades merced al trabajo de laboratorio, poder analizar las implicancias de
los arquetipos que la psicogenealogía nos hace presentes , volver a la fuente, rever
y rencontrarnos con las teorías primeras, Raine, Naumov, Nicolaiev, Bender, no
deben dejarse en el olvido, sin ellos no hubiésemos encontrado el hilo
experimental, Jung que tanto revuelo provocó y provoca, siendo cada día más
actual, retransitar los caminos del esoterismo real, conocer las religiones del
mundo para comprender cómo desde ellas se ve la paranormalidad, volver a textos
más que antiguos para desandar el camino del pensamiento mágico.
Todas esas líneas de experimentación y lectura que la
velocidad del siglo nos hizo perder de vista, ahora son importantes.
Y no lo digo parada en un podio, no lo digo desde quien
nunca transitó caminos alternos, lo planteo aún desde mi condición de
practicante del chamanismo, lo digo como lectora de runas, como tarotista, como
astróloga, lo planteo desde mi ser y desde mi estar en el mundo.
Tal vez a muchos no les caiga bien lo que hoy escribo, pero
es el resultado de lo que veo y siento, es el resultado del amor a lo que hago,
esto que hoy escribo surge como catarata de palabras que baja por mis dedos al
teclado, mientras recuerdo mis años de estudiante.
Quizá no sea la mejor manera, a lo mejor me falta tacto esta
vez, pero lo cierto es que no es fácil describir una fascinación, contagiar de
nuevo el deseo de recomenzar a transitar esta senda por enésima vez en mi
historia.
Es al mismo tiempo una reflexión y una invitación para quien
quiera adentrarse en la aventura de conocer al humano en su multiplicidad y en
ese camino encontrarse con uno mismo.
Es simplemente este río que fluye de un alma vieja que se
rencuentra con su primer amor en la investigación.
Guadalupe Podestá
Cordero.
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