Relájate... inspira profundo y lento hasta calmar los ritmos de corazón... una vez logrado esto, retoma una respiración normal y natural.
Pone toda la atención en el aire que entra y sale por la nariz.
Cuando el ritmo sea estable, imagina que estás en un bosque... La espalda apoyada contra un árbol... imagina que estás en el centro de un circulo de piedras (ninguna en especial, las que veas allí).
Permanece en estado de paz y contemplación hasta que sientas que lates con la tierra y el árbol.
Desde el sur (para los que viven en el hemisferio sur, norte para los del norte) se acerca un animal, al que puedes oler, la forma se va a ir definiendo a medida que avanza.
Estás en quietud, calma y confianza. Puedes oler al animal, puedes oírlo y sentirlo acercarse, y cada vez es más nítido y fuerte en la presencia.
Ahora el animal ingresa al círculo y se sienta frente a ti, te mira fijamente a los ojos.
Siente la conciencia del animal como si te hablara, lo sientes asemejarse a ti, sientes que tú te asemejas a él o ella.
Pregunta mentalmente, cuál es la medicina que aportará a tu vida, espera la respuesta, la tendrás.
Ahora, cuando estés listo/a, deja que el animal se acerque más hasta que puedas abrazarlo, y mientras inspiras deja que lentamente se introduzca en ti a través del plexo solar.
Él o ella, vivirá en ti y te ayudará cada vez que sea necesario.
Da gracias.
Sal del círculo.
Toma tres inspiraciones profundas, largas y espaciadas.
Con la última abre los ojos.
Recuerda desperezarte como si hubieses dormido largamente.
Esta meditación me fue muy útil, hace muchos años. Espero les sirva a ustedes también.
Si tienes un jardín con algún árbol en casa, y piedras puedes hacerlo allí y te ahorras un paso.
Recuerda que tenemos muchos animales de poder en nuestras vidas, da tiempo a cada uno porque cada etapa necesita una medicina diferente.
Ama a tus animales, tanto a los de poder, como a los protectores (no son la misma cosa) y cada día dales gracias por estar contigo.
Muchos sostienen que los animales de poder, son caras de cada quien, aunque así sea velos con amor y respeto.
Dejo esto con mi corazón.
Guadalupe Podestá Cordero
Pone toda la atención en el aire que entra y sale por la nariz.
Cuando el ritmo sea estable, imagina que estás en un bosque... La espalda apoyada contra un árbol... imagina que estás en el centro de un circulo de piedras (ninguna en especial, las que veas allí).
Permanece en estado de paz y contemplación hasta que sientas que lates con la tierra y el árbol.
Desde el sur (para los que viven en el hemisferio sur, norte para los del norte) se acerca un animal, al que puedes oler, la forma se va a ir definiendo a medida que avanza.
Estás en quietud, calma y confianza. Puedes oler al animal, puedes oírlo y sentirlo acercarse, y cada vez es más nítido y fuerte en la presencia.
Ahora el animal ingresa al círculo y se sienta frente a ti, te mira fijamente a los ojos.
Siente la conciencia del animal como si te hablara, lo sientes asemejarse a ti, sientes que tú te asemejas a él o ella.
Pregunta mentalmente, cuál es la medicina que aportará a tu vida, espera la respuesta, la tendrás.
Ahora, cuando estés listo/a, deja que el animal se acerque más hasta que puedas abrazarlo, y mientras inspiras deja que lentamente se introduzca en ti a través del plexo solar.
Él o ella, vivirá en ti y te ayudará cada vez que sea necesario.
Da gracias.
Sal del círculo.
Toma tres inspiraciones profundas, largas y espaciadas.
Con la última abre los ojos.
Recuerda desperezarte como si hubieses dormido largamente.
Esta meditación me fue muy útil, hace muchos años. Espero les sirva a ustedes también.
Si tienes un jardín con algún árbol en casa, y piedras puedes hacerlo allí y te ahorras un paso.
Recuerda que tenemos muchos animales de poder en nuestras vidas, da tiempo a cada uno porque cada etapa necesita una medicina diferente.
Ama a tus animales, tanto a los de poder, como a los protectores (no son la misma cosa) y cada día dales gracias por estar contigo.
Muchos sostienen que los animales de poder, son caras de cada quien, aunque así sea velos con amor y respeto.
Dejo esto con mi corazón.
Guadalupe Podestá Cordero
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