A lo largo del tiempo, las visiones de los pueblos cambian. Es un hecho probado que, con cada adquisición conceptual, la visión y la carga ideológica de una cuestión muta. A las mujeres nos ha pasado lo mismo. Ha mutado la manera en la que los otros y nosotras nos vemos y evaluamos, en tanto reconocimiento del propio ser y su envase. Desde el principio de los tiempos las mujeres hemos tenido un poder especial que, con el avance de las nociones de producción y capital, se nos ha ido quitando en un principio y hemos entregado después. En nosotras se resume la esencia de lo mágico, esto no significa que el hombre no sea necesario, el equilibrio siempre es bipolar, pero sucede que hemos perdido de vista lo valioso de nuestras etapas de la vida. Cuando el valor de una mujer se equipara la de una hembra paridora de corral estamos perdiendo la visión de la totalidad de la vida. La realización, en tanto logro supremo, no depende de nuestro rol materno, al menos no en todos los casos. Para una
Un sitio para acceder al jugoso y sagrado fruto de la conciencia.