“La magia lo soluciona todo en el acto” es lo primero que piensa el común de las personas cuando el tema surge. Desde la antigüedad las disciplinas mágicas han sido formas, maneras, de alterar la realidad en pos de algo mejor. Cada uno de los que caminamos esta senda lo hemos visto y hecho ocurrir. La magia actúa en las aguas más profundas del ser alterándolo todo.
Ahora bien, ningún cambio ocurre en el acto, usualmente el practicante y el solicitante pierden de vista los tiempos cósmicos. Nada se manifiesta sin una previa preparación del terreno, sería como querer sembrar en el desierto para tener plantas, sin haber preparado la tierra. Un árbol no da su sombra al día siguiente de ser retoño.
Todos hacemos magia sin saberlo todo el tiempo, un buen deseo, una fricción en una zona dolorida, cosas que tienen un contenido que ignoramos, pero atención, un pequeño acto mágica innato en nosotros no nos transforma en Magas/os, así como el paragnosta (individuo productor de efectos paranormales) no es en sí mismo un Parapsicólogo, no todos aquellos oficiantes de actos mágicos son magos.
Para muchos la magia se aplica para todo, diría una abuela mía desde una zurcido a un bordado, pero no. Muchas cosas que se cruzan en nuestra vida por cuestiones kármicas deben ser superadas, diríamos, a mano, en vivo y en directo, sin ritual de por medio. Por ejemplo, un individuo con problemas de autoestima, podemos hacerle un ritual para que comience a caminar la senda de la autovaloración y la autosanación pero, si continua sintiéndose víctima, si persiste en hacer hincapié en los obstáculos, si sigue alimentando sus miedos, de nada servirá. Ahora, si mi problema es que el bollo de pizza no leuda, no puedo hacer un ritual para pedirle al espíritu gastrónomo de turno.
La magia es una forma de vivir y ver la vida, que debe aprenderse, experimentarse con tiempo, paciencia y seriedad.
Un antiguo maestro decía que “el milagro no nace afuera, sino en el centro del corazón. Cuando experimentamos la divinidad dentro nuestro, en el átomo nous, ese es el momento en que dejamos de poner el poder afuera para sentirnos parte el todo inmenso de la divinidad, entonces lo deseado ocurre”
Ningún paraíso nace del dolor, ninguna forma de magia sana nace del sacrificio y el dolor.La magia puede ser nuestra vía para solucionar, cambiar y mejorar muchas cosas, pero no es algo con lo que podamos jugar, es amplia pero no polifuncional, el consejo aquí es que la aprendan y disfruten pero siempre sabiendo que sólo con paciencia, amor y alegría es que llegan los logros, sin prisas, sin obsesiones, limpiamente.
Ahora bien, ningún cambio ocurre en el acto, usualmente el practicante y el solicitante pierden de vista los tiempos cósmicos. Nada se manifiesta sin una previa preparación del terreno, sería como querer sembrar en el desierto para tener plantas, sin haber preparado la tierra. Un árbol no da su sombra al día siguiente de ser retoño.
Todos hacemos magia sin saberlo todo el tiempo, un buen deseo, una fricción en una zona dolorida, cosas que tienen un contenido que ignoramos, pero atención, un pequeño acto mágica innato en nosotros no nos transforma en Magas/os, así como el paragnosta (individuo productor de efectos paranormales) no es en sí mismo un Parapsicólogo, no todos aquellos oficiantes de actos mágicos son magos.
Para muchos la magia se aplica para todo, diría una abuela mía desde una zurcido a un bordado, pero no. Muchas cosas que se cruzan en nuestra vida por cuestiones kármicas deben ser superadas, diríamos, a mano, en vivo y en directo, sin ritual de por medio. Por ejemplo, un individuo con problemas de autoestima, podemos hacerle un ritual para que comience a caminar la senda de la autovaloración y la autosanación pero, si continua sintiéndose víctima, si persiste en hacer hincapié en los obstáculos, si sigue alimentando sus miedos, de nada servirá. Ahora, si mi problema es que el bollo de pizza no leuda, no puedo hacer un ritual para pedirle al espíritu gastrónomo de turno.
La magia es una forma de vivir y ver la vida, que debe aprenderse, experimentarse con tiempo, paciencia y seriedad.
Un antiguo maestro decía que “el milagro no nace afuera, sino en el centro del corazón. Cuando experimentamos la divinidad dentro nuestro, en el átomo nous, ese es el momento en que dejamos de poner el poder afuera para sentirnos parte el todo inmenso de la divinidad, entonces lo deseado ocurre”
Ningún paraíso nace del dolor, ninguna forma de magia sana nace del sacrificio y el dolor.La magia puede ser nuestra vía para solucionar, cambiar y mejorar muchas cosas, pero no es algo con lo que podamos jugar, es amplia pero no polifuncional, el consejo aquí es que la aprendan y disfruten pero siempre sabiendo que sólo con paciencia, amor y alegría es que llegan los logros, sin prisas, sin obsesiones, limpiamente.
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