Relájate... inspira profundo y lento hasta calmar los ritmos de corazón... una vez logrado esto, retoma una respiración normal y natural. Pone toda la atención en el aire que entra y sale por la nariz. Cuando el ritmo sea estable, imagina que estás en un bosque... La espalda apoyada contra un árbol... imagina que estás en el centro de un circulo de piedras (ninguna en especial, las que veas allí). Permanece en estado de paz y contemplación hasta que sientas que lates con la tierra y el árbol. Desde el sur (para los que viven en el hemisferio sur, norte para los del norte) se acerca un animal, al que puedes oler, la forma se va a ir definiendo a medida que avanza. Estás en quietud, calma y confianza. Puedes oler al animal, puedes oírlo y sentirlo acercarse, y cada vez es más nítido y fuerte en la presencia. Ahora el animal ingresa al círculo y se sienta frente a ti, te mira fijamente a los ojos. Siente la conciencia del animal como si te hablara, lo sientes asemejarse a ti, sientes que